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En el mundo del vino nos encontramos una enorme variedad de ellos, diferentes unos de otros, pudiéndose clasificar de una forma u otra atendiendo a distintos factores, como las uvas con las que estén hechos, color, elaboración, tiempo de envejecimiento, calidad e identidad geográfica, etc.
En este artículo de La Alacena de Rosario, vamos a clasificar los vinos en función del periodo de envejecimiento al que ha sido sometido a lo largo de su vida. Teniendo como criterio lo dispuesto por las distintas D.O. si bien, hay que aclarar, que entre ellas existen pequeñas diferencias a la hora de exigir un compromiso para poder llevar su contraetiqueta.
Por lo cual, la Ley Española ha unido y armonizado estos criterios para asegurar un mínimo en cualquier Denominación de Origen.
Vino Joven
Se consideran vinos jóvenes, aquellos que no han pasado por ningún proceso de envejecimiento. Tras su elaboración se embotella y se considera apto para el consumo, siendo recomendable su descorchado dentro del año en que ha sido elaborado y no más allá de nueve meses posteriores a su elaboración.
Como norma general suelen ser vinos frescos, afrutados, con mucho empuje, ya que el matiz de afinamiento que le da el envejecimiento le ha sido negado. En la D.O “La Mancha”, se les identifica en su etiquetado con una marca de color verde con el término “Joven”.
Vino Semicrianza o Roble
Son vinos jóvenes que han pasado un tiempo en barrica inferior a 6 meses, posteriormente siguen su crianza en botella hasta su consumo.
No se pueden considerar como crianza, pero sí adquieren ciertos matices de aroma y sabor a madera, que le otorgan más complejidad y elegancia que el vino joven. En la D.O “La Mancha”, se le denomina a estos vinos “envejecidos en barrica” y se le identifica con una marca azul en su etiqueta.
Vino Crianza
Los criterios para dar la categoría de vino de crianza al vino tinto, son diferentes al vino blanco y rosado.
El vino tinto se considera crianza, cuando ha pasado un periodo de envejecimiento mínimo de 24 meses, de los que al menos 6 meses habrán permanecido en barricas de madera de roble, con una capacidad máxima de 330 Lts. El resto del tiempo de envejecimiento lo hará en botella.
Para los blancos y rosados será un período mínimo de envejecimiento de 18 meses, de los cuales, al menos 6 meses habrán permanecido en las barricas de roble de las misma capacidad que en los tintos.
Los vinos de crianza suelen tener un buen equilibrio entre los matices de fruta y madera, dándole su paso por la barrica de roble un cierto afinamiento.
Como hemos dicho anteriormente las distintas D.O poseen su propios criterios, pudiendo existir pequeñas variaciones en los tiempos de envejecimiento. En la D.O “La Mancha”, esta categoría viene con una marca en su etiqueta de color morado y en su interior impresa la palabra “Crianza”.
Vino Reserva
Al igual que en el de crianza hay que diferenciar entre el vino tinto y los vinos blanco y rosados.
El vino tinto denominado Reserva, es aquel que tiene un periodo de envejecimiento en bodega mínimo de 36 meses (3 años), de los cuales habrá permanecido en barricas de roble con una capacidad máxima de 330 Lts, durante al menos 12 meses, reposando en botella el resto de tiempo.
En cuanto al vino blanco y rosado, su periodo de envejecimiento será un mínimo de 24 meses, de los que al menos 6 habrá sido en barrica de roble de las mismas características que en las del tinto, el resto de envejecimiento también será en botella.
Estos vinos, gracias a un mayor tiempo en barrica de roble se les reconoce un equilibrio en boca, redondo y con retrogusto largo, el resultado de vinos finos y pulidos. En la D.O “La Mancha”, esta categoría viene con una marca en su etiqueta de color rosa y en su interior impresa la palabra “Reserva”.
Vino Gran Reserva
Solo llegan a esta categoría de envejecimiento, aquellas cosechas consideradas mejores, para muchas bodegas es la joya de la corona.
Los vinos tintos pasan un periodo de 60 meses (5 años) de envejecimiento en bodega, de los cuales, 18 meses habrá reposado en barricas de madera de roble con capacidad no superior a 330 Lts, el resto hasta completar los 60 meses lo hará en botella.
En los vinos blancos y rosados, el tiempo requerido es menor y baja hasta los 48 meses, de los cuales 6 meses será obligatorio en barrica.
Los vinos Gran Reserva, son vinos con una mayor complejidad y matices, vinos completamente equilibrados y afinados, donde las fragancias de la crianza llegan a su máximo esplendor.
Esta clasificación en función del tiempo de envejecimiento puede variar de un consejo regulador a otro. Por ejemplo en las D.O. Rioja y Ribera del Duero, exigen para la denominación de crianza un periodo mínimo de 12 meses en barrica de roble para los vinos tintos. Así también para los vinos Gran Reserva, el tiempo en barrica tiene que llegar a los 48 meses y las barricas no pueden superar los 225 litros de capacidad.
En la D.O “La Mancha”, esta categoría viene marcada con la tirilla dorada y en su interior impresa la palabra “Gran Reserva”.
Tabla: Clasificación de los Vinos por su envejecimiento
Proceso de envejecimiento | Etiquetado D.O “La Mancha” | |
Vino Joven | Ningún proceso | Marca color verde – Joven |
Vino Semicrianza o Roble | Inferior a 6 meses | Marca color azul – Envejecidos en barrica |
Vino Crianza | Vino tinto mínimo 24 meses y vino blanco o rosado mínimo 18 meses | Marca color morado – Crianza |
Vino Reserva | Vino tinto mínimo 36 meses y vino blanco o rosado mínimo 24 meses | Marca color rosa – Reserva |
Vino Gran Reserva | Vino tinto mínimo 60 meses y vino blanco o rosado mínimo 48 meses | Marca color dorada – Gran Reserva |
Esta calificación que os hemos detallado desde “La Alacena de Rosario”, hace que el consumidor pueda tener una garantía respaldada por la ley a la hora de comprar un vino. Pero son cada vez más las opiniones que difieren con estos tipos de clasificación y son muchas las bodegas reacias a clasificar sus vinos de esta forma.
Entendiendo que cada vino y cada añada es diferente, por lo cual, el tiempo de envejecimiento no debe venir dado por una legislación o normativa, sino por el propio vino, el cual, dará a los bodegueros las claves de su envejecimiento para llegar a su madurez con la mayor plenitud posible.
Todo ello desde el principal objetivo del envejecimiento del vino, que no es otro que mejorar en lo máximo las propiedades organolépticas de este y no la de cumplir una normativa.
En cualquier caso la elección será siempre del cliente, de sus gustos y maneras de entender un momento particular de su vida saboreando una copa de su vino preferido y porque no, aprovecharse de los beneficios del vino que le pueden producir en su salud.
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