Mucho se ha debatido de si se puede congelar el queso o no, también de su conveniencia, de lo positivo y de lo negativo de ello, de cuales quesos admiten mejor la congelación y que tipo de quesos no es conveniente congelar. En este artículo de “La Alacena de Rosario” intentaremos de dar luz a todas estas preguntas.

Congelar y conservar Quesos La Alacena de Rosario

En qué consiste la congelación

La conservación de alimentos mediante el sistema de congelación, consiste en exponer a los alimentos a temperaturas por debajo de los 0ºC, convirtiendo el agua que posee en hielo (solidificación), produciendo la desecación para una mejor conservación.

La temperatura idónea alrededor de -18ºC / -19ºC, a estas temperaturas las bacterias es casi imposible que proliferen, deteniendo su crecimiento y desarrollo. Incluso hay microorganismos que mueren en el proceso, sin embargo, existen algunos microorganismos que tras la descongelación vuelven a reanudar su actividad. 

La congelación es uno de los mejores métodos de conservación para la mayoría de alimentos (carne, pescado, fruta,verdura), ya que modifica mínimamente a estos, y tras su descongelación permanecen inalterables sus propiedades.

Si bien, no es así con todos, ya que tras la congelación su estructura se modifica, perdiendo gran parte de su textura original, este es el caso de la leche y los derivados lácteos en general.

¿Se puede congelar el queso?

En primer lugar, en cuanto a la seguridad alimentaria al congelar un queso no hay ningún problema; en segundo lugar, como norma general no es aconsejable congelar el queso, ya que dependiendo del tipo de queso, perdería  la textura y en gran parte el sabor y el aroma original. 

En La Alacena de Rosario, tenemos comprobado que dependiendo del tipo de queso, textura, cantidad de grasa y de agua que contenga, afectará más o menos a este, en su congelación.

Tipo de queso y su congelación

  • Quesos frescos: Del tipo burgos, mascarpone, feta, mozzarella etc, no es aconsejable su congelación, porque se echaría a perder al descongelar.
  • Quesos cremosos: Tampoco es aconsejable su congelación, ya que perderían la consistencia que les caracteriza, como el camembert o el brie.
  • Quesos semicurados: Son los quesos que mejor aguantan la congelación, afectando en sus propiedades y características en menor proporción.
  • Quesos curados: Aguantan bien el proceso de congelación, si bien afecta en pérdida de sabor y aroma, también en la textura, ya que al ser un queso con poca agua y poco flexible, al descongelar podrá desmenuzarse al cortarlo. 

¿Sabrías reconocer un Queso Manchego auténtico?

En La Alacena de Rosario hemos elaborado un artículo para que aprendas a saber identificar un Queso Manchego auténtico.

¿Cómo congelar un queso?

Desde la experiencia de La Alacena de Rosario, te damos los pasos a seguir para un buen proceso de congelación del queso:

1 – Partirlo en porciones pequeñas.

2 – Envolver en film transparente o en papel de aluminio las porciones.

3 – Introducir en bolsas de congelar (no mucha cantidad de porciones, ya que al descongelar, el queso aguanta menos tiempo y deberemos de consumirlo rápido). Cerrar las bolsas herméticamente intentando quitarle la mayor cantidad de aire, y congelarlo de la manera más rápida posible.

4 – Descongelar en la nevera de forma lenta (en el cajón de la fruta).

Todos estos pasos llevan como finalidad, proteger al queso en sus diferentes envoltorios de la oxidación, producida por el aire en el proceso de congelacion y descongelacion, para intentar que el proceso afecte lo mínimo a sus características y propiedades, y llegar con la máxima calidad de textura, aroma y sabor original, a su consumo. 

¿Cómo conservar el queso?

En la conservación del queso tenemos que tratar de mantener sus cualidades originales como: la textura, el sabor y el aroma en su plenitud. También tendremos en cuenta que el queso es un producto que evoluciona con el paso del tiempo, madurando desde su elaboración hasta su consumo.

Por lo tanto, los quesos frescos y cremosos deberíamos comprarlos y consumirlos en el tiempo más cercano a su elaboración, sin romper la cadena de frío que los conserva.

Los semicurados y curados, deberemos de envolverlos en papel encerado, del que se usa en las carnicerías y protegerlos en un recipiente que no tenga cierre hermético, para que con la humedad no se produzca la proliferación de mohos.

Es conveniente mantenerlo en la parte baja del frigorífico, en los cajones de las verduras, ya que es la zona menos fría. En un buen estado de conservación, este tipo de quesos pueden aguantar entre 4 y 5 meses perfectamente.

Pero sin lugar a duda, la forma más idónea de consumirlo, es cuando el queso alcanza el máximo de sus propiedades organolépticas, partirlo, y disfrutar de su aroma y sabor con un buen vino. 

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